8 de febrero de 2021

Auto Observando Los Temores A La Muerte

                                  Por Nelson Marín Hernández

Auto Observando

Los Temores A La Muerte

El temor es la emoción negativa que experimentamos cuando anticipamos la ocurrencia de una amenaza o peligro futuro. Por tanto, el acto de pensar o imaginar dicha amenaza está estrechamente relacionado con la aparición de esta emoción


Empezamos haciendo una distinción entre el miedo y el temor. El MIEDO es una reacción emocional causada por una amenaza presente y real para la supervivencia de la persona, es decir, por estímulos biológicamente seleccionados (un terremoto, una araña, etc.), el TEMOR es una reacción emocional a la anticipación de una amenaza futura, y que, por tanto, no está presente más que en mi imaginación o pensamiento ( temor a perder mi trabajo, a la muerte, al rechazo, etc.). Por tanto, no nos referiremos a partir de aquí al miedo, sino al temor.

 

Nuestra resistencia o rechazo a las situaciones temidas imaginadas por uno mismo y a su posibilidad de ocurrencia alimentan y mantienen en el tiempo nuestros temores. Cuanto más rechazamos dichas situaciones, mayor será nuestro recelo hacia ellas. Por ejemplo, cuanto más rechazamos la posibilidad de morir (que terminará ocurriendo con toda probabilidad), más tememos la muerte. En nuestra experiencia de temor existen tres elementos que nos producen malestar:

 

A Nivel Emocional, la ansiedad;

A Nivel de Pensamiento, las preocupaciones;

A Nivel Perceptivo, la amenaza o peligro.

 

La ANSIEDAD es una sensación de nerviosismo, inquietud, agitación e inseguridad;  nos resulta bastante desagradable y, por esta razón, nuestra reacción primera es tratar de eliminarla lo antes posible. En otras palabras, rechazamos nuestra ansiedad; y este rechazo es causante de malestar y tensión.

 

Nuestras PREOCUPACIONES son cadenas de pensamientos involuntarios e incontrolables que traen a nuestra conciencia la posibilidad de amenazas futuras; suelen estar acompañadas de emociones y sensaciones desagradables. Nuestra reacción habitual ante dichas preocupaciones suele ser la de desarrollarlas, darle vueltas y más vueltas y alimentarlas. Cuando nos encontramos oprimidos por nuestras preocupaciones, nuestra actitud e intención suele ser la de huir de la situación por el agobio que experimentamos. Contrariamente a nuestra intuición, sólo cuando dejo de huir y rechazar mis sentimientos de temor, ansiedad y amenaza, y me expongo completa y abiertamente a ellas, empiezan a perder su fuerza, llegando incluso a desaparecer. Esto no quiere decir que la situación externa desaparezca, sólo que mis percepciones y emociones relacionadas con la misma han cambiado.

 

Mi temor y mi malestar ante la situación AMENAZANTE no es tanto consecuencia de la situación en sí misma como de mi forma de afrontarla. Por tanto, si bien es obvio que la situación externa requiere de nuestra atención y de nuestra toma de decisiones, a la hora de abordar nuestro temor y malestar necesitamos prestar atención a nuestra reacción a la situación y no a la situación externa.

 

El Temor A La Muerte

 

Los animales afrontan la muerte cuando esta llega y no antes

 

Ellos no pueden pensar en la muerte; sólo nosotros podemos hacerlo. Por tanto, el temor a la muerte está íntimamente relacionado con el pensamiento. El temor se origina en nuestro pensamiento y en la memoria. Si Pensamos en la muerte como algo malo y horrible, le damos un significado terrorífico. Es por ello que es posible que la percibamos  como una grave amenaza. Debido a nuestra percepción de amenaza tratamos de evitar estar en contacto con ella de cualquier forma posible. Así, en nuestra cultura la muerte es un tabú, se considera de mal gusto o desagradable hablar del tema.  Ahora bien,

 

¿A qué nos referimos cuando hablamos del “temor a la muerte”?

¿Qué es realmente lo que tememos?

 

Una posible razón para este temor es que no sabemos lo que pasará tras la muerte, es decir, que tememos lo desconocido, la incertidumbre. Otra razón es el temor a no volver a ver a nuestros seres queridos, no volver a disfrutar de los placeres y actividades de la vida, perder todo lo acumulado, etc.

En otras palabras, tememos perder lo conocido, todo aquello a lo que estamos fuertemente apegados. Por otro lado, puede que lo que temamos sea al sufrimiento, la posibilidad de que muramos sufriendo, física o psicológicamente. Dicho esto,

 

¿Temo el hecho de mi muerte o lo que pienso al respecto?


EJERCICIO: Siento el hecho de que, con total seguridad, voy a morir y a perder todo lo que es importante para mí. Observo con amabilidad y curiosidad, mis pensamientos, emociones y sensaciones, observo  si experimento rechazo, temor o deseo de escapar de estos pensamientos.

INDAGACIÓN Y VIVENCIA:

¿He experimentado alguna forma de tensión? ¿Dónde?

¿He experimentado alguna emoción? ¿Cuál?

¿He experimentado temor o ansiedad?

¿He hecho algo para tratar de escapar de mis pensamientos sobre la muerte?

¿Veo mi muerte como algo malo, temible o indeseable? En caso afirmativo, ¿refleja esto la realidad de la muerte o sólo mi actitud al respecto?

¿Tengo creencias respecto al significado de la muerte o a la vida después de la muerte? ¿Cumplen dichas creencias la función de consolarme?

¿Tomar conciencia de la finitud de mi vida (y la de los demás), hace que la valore más?

RECORDAR: El propósito de las preguntas no es responderlas verbalmente, sino aprender desde la observación, sin forzar y abriéndome a la experiencia, de lo que ocurre dentro de mí.


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Espero que estos consejos te ayuden a vivir plenamente


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